Las ITV estrenan novedades de cara al próximo 1 de julio y entre ellas, el regreso de una de las pruebas más difíciles y temidas por los conductores, la diagnosis OBD.

Esta prueba busca reconocer cualquier avería o manipulación en los sistemas de seguridad y anticontaminación, siendo por ello una parte fundamental en las inspecciones de los vehículos más modernos.

Con Covid-19, para evitar cualquier transmisión del virus, obligó a las ITV a dejar de realizar dicha prueba, pero dado que ahora se han eliminado las restricciones, esta prueba regresa en toda España.

Desde el 20 de mayo de 2018 la prueba de diagnosis mediante el puerto OBD es obligatoria en las inspecciones ITV, y afecta a todos los coches o furgonetas matriculados a partir de enero de 2011.

OBJETIVO:

Frenar la manipulación en los sistemas de seguridad y control de emisiones, tanto a sistemas como la EGR o el FAP instalados en los coches diésel.
Garantizar mayor seguridad para los vehículos.
Ofrecer una mayor y mejor información sobre el estado de nuestro vehículo.
Lectura de diferentes parámetros del motor
Lectura de sus sistemas anticontaminación(prueba de gases)
Acceso a la memoria de averías para detectar cualquier problema en los sistemas de seguridaddel vehículo (airbags, pretensores o testigos del cinturón de seguridad).

Se trata de una prueba que solo deben temer aquellos coches que han sido manipulados.

La diagnosis OBD complementa la prueba de gases convencional en la ITV, lo que permite conocer de forma más precisa cuál es el origen del problema.

A título demostrativo, cabe recordar que estas pruebas han demostrado ser bastante efectivas para detectar vehículos que emiten más de lo que deberían, pues el 20% de las inspecciones no favorables en 2019 tuvo como motivo el no haber superado la prueba de emisiones.